Publicidad

Inventos que cambiarán el mundo

Hace una década nació el buscador de internet más exitoso del mundo: Google. Para celebrarlo, la revista ‘Nature’ le preguntó a 10 expertos por el futuro de la tecnología.

Redacción Vivir
20 de septiembre de 2008 - 01:49 a. m.

El viejo proverbio dice que la necesidad es la madre de los inventos. Sin duda, la sentencia ha resultado cierta por siglos. Desde las herramientas de piedra que fabricaron nuestros antepasados hace más de dos millones de años, hasta la creación de los teléfonos móviles que hoy llevamos en nuestros bolsillos.

Pero ante el vertiginoso desarrollo de la tecnología en las últimas décadas, el viejo proverbio ha ido perdiendo sentido. Para quienes tienen hoy la tarea de anticipar el rumbo que tomará el mundo, el refrán necesita una corrección: “La invención es la madre de la necesidad”. Si no está muy convencido, tal vez con echar una mirada en las gavetas de su escritorio o clóset cambie de opinión. Con seguridad encontrará objetos que no necesita, pero sin los cuales no puede imaginar su vida.

Bill Buxton, uno de los diez expertos consultados por la revista Nature a propósito de los desarrollos tecnológicos que podrían alterar nuestras vidas en la próxima década, no tiene dudas de que esa es una de las reglas que rige el mundo de la tecnología.

Buxton, reconocido como uno de los principales investigadores de Microsoft, cree que así como la tecnología resuelve necesidades, también las crea. Su apuesta para la próxima década es el papel electrónico, unas plataformas que consuman poca energía y reproduzcan las características de la lectura en papel. Aunque ya existen modelos, ninguno ha madurado lo suficiente para reemplazar definitivamente al papel.

Por su parte, Vincent Hayward, de la Universidad Pierre y Marie Curie, en París, tiene sus ojos puestos en una nueva área tecnológica: la háptica. El término, traducción al castellano de “haptics”, hace referencia a todo lo relativo al tacto y sus sensaciones como medio de control e interacción con máquinas y ordenadores. Se trata, en pocas palabras, del futuro de los teclados, los ratones, las pantallas, llegar a tocar lo que estamos diseñando en nuestros computadores, sentir la textura de un vestido que queremos comprar a través de internet, tocar el balón de un videojuego.

10 años de Google

Las respuestas de los invitados por la revista resultaron tan variadas como sus profesiones. Al lado del papel electrónico y la háptica, Ian Person, destacado futurista, habló de visores de video que permitirán integrar los mundos virtuales a los reales. ¿Se imagina llevar puestas unas gafas mientras camina por la carrera séptima en las que puede recibir información sobre los otros transeúntes? Person cree que son posibles.

Productos con memoria, robots autónomos, información genética personalizada, ambientes tridimensionales, programas no para buscar información sino para que busquen información para el usuario, fueron otras de las propuestas de los expertos consultados por Nature cuando se cumplen 10 años de la creación de Google.

Y aunque los inventos que esperan ver aparecer estos investigadores y empresarios resultaron parte de un amplio abanico de posibilidades, los editores de Nature encontraron un patrón común: “Casi todos tienen en común la integración del mundo material y el de información”.

El nacimiento de un gigante

Después de conocerse en la U. de Stanford, Larry Page y Sergey Brin, dos jóvenes de 24 y 23 años, se unieron para ingeniar una forma rápida, efectiva y aplicable a computadores para conseguir información en internet.

Juntos diseñaron un modelo programado de algoritmos que analizaba los contenidos de las páginas web y ubicaba las palabras buscadas. La propuesta era revolucionaria, pues solucionaba el principal problema que tenían los buscadores de la época al arrojar resultados desacertados e irrelevantes.


Conscientes de que su idea era una mina de oro, convirtieron sus dormitorios en oficinas para perfeccionarla. En 1999 Sequoia Capital y Kleiner Perkins Caufield & Buyers invirtieron 25 millones de dólares en Google Inc., lo que sirvió a Page y a Brin como trampolín para consolidarse rápidamente como el más completo motor de búsqueda en la web y una de las compañías de información más grandes e importantes de la actualidad.

Visores de video

“Estamos ansiosos por tecnología que nos permita combinar lo que podemos hacer en internet con lo que podemos hacer en el mundo físico”, planteó Ian Pearson, un experto británico en futurología a ‘Nature’.

Un ejemplo de este tipo de dispositivos son los visores de video, que superponen imágenes virtuales al mundo real. Pearson cree que el mejoramiento de la resolución de estas imágenes envolventes abrirá más mercados, haciendo que los precios de estos objetos bajen. Y gracias a lo cual se volverán tan populares como los teléfonos móviles.

La combinación de datos de posicionamiento global provenientes de satélites con este tipo de visores permitirán superponer los dos mundos, el real y el virtual, según el futurólogo británico: “Así que mientras usted camina por una concurrida calle, podrá ver catálogos de tiendas y restaurantes, avisos de servicios o identificar personas con intereses similares a los suyos”.

Del mismo modo, advirtió Pearson, si usted usa uno de estos visores, las personas que lo rodean y también lleven un visor, pueden percibirlo con una apariencia totalmente diferente a la suya. Una apariencia como la que hoy puede escoger para representarse en mundos virtuales como Second Life.

Ambientes tridimensionales

Ailin Graef, una profesora de origen chino, se convirtió en la primera persona en hacerse millonaria trabajando en un mundo virtual. Utilizando un personaje ficticio, un avatar llamado Anshe Chung, Ailin Graef creó un imperio en Second Life, una plataforma que simula el mundo real.

Lo que empezó con nueve dólares, hoy es un emporio valorado en una cifra superior al millón de dólares. Ailin fue consultada por los editores de la revista ‘Nature’ sobre el futuro de la tecnología y sus predicciones se concentraron, por supuesto, en ambientes virtuales.

En su opinión, estos mundos virtuales cada vez serán más reales gracias a que serán alimentados con información captada del mundo físico. “Las compañías como Google y Microsoft ya comenzaron a hacer esto utilizando imágenes satelitales y cantidades enormes de imágenes en las ciudades”, apuntó. También cree que nuevas tecnologías permitirán que la interacción entre personas en estos mundos virtuales sea mucho más completa.

La web semántica

Imagine que quiere tomar un taxi para ir al aeropuerto, propuso Kevin Kelly, editor ejecutivo de la revista ‘Wired’, y que su computadora simplemente identifique el vuelo que va a tomar, las vías más descongestionadas para ir al aeropuerto, su compañía de taxis preferida y haga la llamada para que un taxista pase por su casa a la hora indicada. Para este editor, experto en tecnología, una “web semántica” puede ser parte del futuro. “La idea es que cada cosa en la red sea descrita y


reducida a un sustantivo, verbo o predicado, como en nuestro lenguaje, y que los computadores puedan leer esa información”, apuntó Kelly en la revista ‘Nature’, “las máquinas podrán hacer un montón de cosas generalmente realizadas por la gente”. En el Google del futuro no tendremos que buscar información, sino que la información vendrá a nosotros.

Papel electrónico

Para que los periódicos de todo Norteamérica puedan circular cada semana, 500.000 árboles deben ser derribados y convertidos en papel. Ése es un precio ecológico que el mundo no podrá sostener si además se suman todos los otros periódicos y revistas, los millones de libros publicados año tras año, y la infinidad de documentos impresos en cada rincón del mundo. Es por esto que Bill Buxton, investigador de Microsoft en Toronto (Canadá), cree que en la próxima década será posible desarrollar plataformas tecnológicas que permitan leer textos con la misma facilidad que hoy leemos en papel. “Nuestro apego al papel y los libros es maravilloso, encantador y comprensible”, comentó Buxton a la revista ‘Nature’, pero cree que tarde o temprano serán reemplazados por el papel electrónico.

Tiene confianza en que en la próxima década aparecerán dispositivos capaces de permitir la lectura en condiciones de luz similares a las del papel y sin gastar mayores cantidades de energía. Instrumentos como el Amazon Kindle, un lector electrónico que ya está en el mercado, aún no están maduros, pero son el prototipo de lo que vendrá.

Robots autónomos

Helen Greiner es reconocida como una de las gurús en el campo de la robótica. Para la directora y cofundadora de la empresa iRobot, en Estados Unidos, en los próximos años los robots serán mucho más populares que hoy. “La clave es la autonomía”, dijo a ‘Nature’, “a menos que un robot tenga autonomía para cumplir una misión, necesitará ser controlado por un humano y esto con frecuencia es una pérdida de tiempo”.

Señaló que ya se están viendo agentes robóticos que pueden salir y actuar por su propia cuenta: arar campos, podar el césped o asear casas.

Greiner cree que para conseguir esa autonomía se necesita que las máquinas tengan mayor percepción del ambiente, arquitecturas de software más inteligentes y sistemas operativos que dirijan su comportamiento.

Tocar la información

Para Vincent Hayward, profesor de ingeniería de la Universidad Pierrre and Marie Curie, de París, las interfases entre hombre y máquina serán cada vez más táctiles. “Si hace 10 años mencionabas la palabra háptica, la mayoría de la gente creía que estabas hablando de alguna enfermedad hepática”, escribió Hayward en la revista ‘Nature’, refiriéndose a un creciente campo de interés de la tecnología en el que el objetivo es que la comunicación entre los usuarios y las máquinas cada vez sea menos visual y más táctil.

En el caso de un computador, utilizamos nuestro tacto para enviar información a través de teclados, ratones, pantallas touchscreen o pads de juegos. Pero la retroalimentación, es decir, la respuesta que recibimos de la máquina, está basada en la vista (pantallas o documentos impresos) o en el oído (alarmas o música).

Esto entorpece la interacción hombres-máquina. Por ejemplo, en el caso de arquitectos que utilizan programas para diseñar sus modelos, se pierde la posibilidad de jugar libremente con el volumen de sus piezas. Y los interesados en la moda carecen del placer de percibir las texturas de la ropa exhibida en una pasarela en la web.

Integrar todos los sentidos y las diferentes sensaciones en nuestra interacción con las máquinas abre posibilidades asombrosas en la industria, el mundo del entretenimiento y en la propia vida cotidiana, entre ellas, por supuesto, el sexo virtual.

No se trata, sin embargo, de un proyecto lejano. Guantes que recopilan información sobre la posición de la mano y los movimientos de los dedos se abren camino en la industria de los videojuegos.

Por Redacción Vivir

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar